Mucha gente nos pregunta quiénes son las mujeres de nuestros marbetes, y queremos contarte quiénes son algunas de las mujeres de nuestra familia.

Antes de contarte quiénes son las mujeres que inspiran cada una de nuestras etiquetas, queremos agradecer y destacar el trabajo de Leo Gauna, nuestro amado ilustrador.

Leo vive actualmente en La Plata, Argentina, y su obra se define por la búsqueda constante de cruces estéticos y técnicos: desde la tinta de la era dorada de la ilustración hasta las herramientas digitales más actuales. Su mirada busca un equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo, dando como resultado imágenes profundamente comunicativas y actuales.

Ha ilustrado para medios, editoriales, agencias, galerías e instituciones de todo el mundo, lo que lo llevó a compartir proyectos en ciudades como Tokio, Toronto, París, Belo Horizonte y Houston, entre muchas otras. Además de su práctica artística, Leo dicta talleres y cursos, e investiga sobre Realidad Virtual, tema que desarrolló en su tesis de la Licenciatura en Artes Plásticas (UNLP).

En 2014, su trabajo fue incluido en el libro Illustration Now! Vol. 5 de la reconocida editorial alemana Taschen. Y recientemente, publicó su doceavo libro, una antología que reúne diez años de colaboraciones y exploraciones visuales junto a la agencia Illozoo (Nueva York).

El universo visual que Leo creó para Arroyo Blanco es más que un diseño: es una forma de narrar, de evocar y de homenajear a quienes nos inspiran.

 

Vermut RossoEs María Ordines, nuestra abuela. Nacida en 1923, hija del cruce de mares y memorias: su padre vino de Mallorca, su madre de Sicilia. Creció entre flores, risas y silencios que hablaban más que las palabras. Se fue en 2005, pero no del todo. Hay presencias que no se van: se transforman.

Amaba el sol, el perfume de las plantas, la casa abierta y ventilada. Tenía esa elegancia natural de quien se cuida no por vanidad, sino por amor propio. Era generosa sin medida, sociable, luminosa. Reía mucho y sabía estar: acompañaba, contenía, compartía.

En su andar cotidiano tejía pequeños rituales que hoy son sagrados en la memoria: el té con limón al mediodía, los paseos, las visitas a sus amigas de toda la vida. La belleza de lo simple, la gracia de lo constante.

En esta etiqueta quisimos detener el tiempo. Retratar su alma: flores enredadas en el pelo, colibríes que susurran historias, una mirada que guarda mundos. Porque este vermut, como ella, celebra lo esencial: el goce calmo, la compañía, la raíz.

El Vermut Rosso Arroyo Blanco, inspirado en María, lleva la dulzura madura de las manzanas y una nota más dulce que sus hermanos, el Rojo y el Blanco. Es el más amable, el más sereno. Como ella.

 

Vermut RojoEsa silueta de perfil noble, rodeada de flores y racimos de uvas maduras, es de mamá, María Isabel Caravello (1946–2024).

Nacida en la provincia de Buenos Aires, hija de Domingo —de estirpe italiana— y de María Ordines —con sangre siciliana y española—, Isabel llevaba en el alma el sol del Mediterráneo y en la mirada la serenidad de quien ama el orden y la belleza sutil.

Este vermut despliega capas delicadas de flores blancas: manzanillas, jazmín recién abierto, pétalos de rosa, y un guiño vibrante de cereza fresca de Los Cipreses (Valle de Trevelin), que alude al corazón intenso que supo tener. El Malbec que lo sostiene aporta cuerpo refinado y taninos suaves, con especias apenas insinuadas. La cereza patagónica, protagonista amable, suma una acidez equilibrada y un deje dulce que persiste con elegancia.

Isabel gustaba vestirse con cuidado, como quien afina un decantado; disfrutaba del ritual diario de ordenar el hogar, de la ropa bien planchada y las flores en su florero. En su vida sencilla hallaba la grandeza. Al igual que un buen vermut invita al encuentro pausado, Isabel enseñó que los recuerdos se sienten más que se describen: quedan flotando en el aire, como el aroma de un jazmín al atardecer.

Hoy, cada copa de Vermut Rojo Arroyo Blanco celebra su presencia silente, su sentido del detalle y esa dulzura medida que sigue latiendo en cada botella.

Porque a Isabel no le hizo falta alzar la voz: su huella habla en un susurro de elegancia.

 

Vermut BlancoEn cada botella de nuestro Vermut Blanco vive Fernanda: un tributo a la nobleza de lo sencillo y la fuerza del tiempo bien vivido. Nuestra hermana nació en 1971 bajo el cielo vasto de la Pampa Húmeda, donde el viento cuenta historias entre los pastos y los amaneceres. Su mirada guarda los ojos del tiempo, esa hondura que solo dan las noches largas y los veranos de luz diáfana.

Fernanda es aroma y memoria. Como un buen torrontés, su andar revela notas de jazmín, perfume tenue y un dejo a brisa limpia del campo. Su verano más dichoso lo encontró en Pehuen Co, y aún hoy ese perfume la acompaña. Disfruta del sol, de caminar junto a Martín, de reír con sus hijas y perderse entre los senderos de hierba con su perro. Su risa vibra como una copa bien servida, y su generosidad se expresa como un coupage fresco y sincero.

En su herencia vive el sabor de las manzanas asadas de la abuela Aurora y los buñuelos crujientes con corazón dulce de la abuela María. Esa misma manzana, hoy cultivada en Los Cipreses, en el Valle de Trevelin, es protagonista en el perfil del Vermut Blanco. Le aporta cuerpo, identidad y ese dejo patagónico que redondea cada sorbo.

Como ella, este vermut tiene un final largo y persistente. Habla de familia, de sobremesas al aire libre y de fidelidad a los afectos. Fernanda es llanura, risa, fruta, herencia. Un espíritu que perdura en cada botella.

 

Un vermut honesto. Un vermut Arroyo Blanco.